Siempre se ha dicho que la NFL no perdona. Si no vales, eres descartado y otro dará un paso adelante. Esa afirmación tan cruel ha sido puesta en duda por un puñado de QBs que se habían convertido en descartados, considerados desechos que ya no servían para ser titulares en la NFL y cuya realidad actual es muy distinta y, como el ave fénix, son ahora protagonistas principales de una temporada más abierta que nunca.
A través de sus historias se vertebra una NFL donde equipos con los que no se contaba, están peleando en los primeros puestos y estos supuestos descartes son ahora candidatos al MVP.
Sam Darnold es quizá el más llamativo de todos. En 2018 fue elegido por los Jets en el número 3 de Draft, por lo que teóricamente estaba llamado a ser una estrella, pero como pasa con todo lo que rodea a este equipo de Nueva York en los últimos, acabó arruinado. Un contexto en el que no se pudo desarrollar hizo que literalmente acabara viendo fantasmas en el campo –"Seeing ghosts" fue su frase exacta, sentado en el banquillo en un partido en el que la defensa de los entonces todopoderosos Patriots le estaba volviendo loco–. Ese comentario le persiguió como un fantasma en el resto de su periplo neoyorquino y le siguió hasta Carolina, donde tuvo algún viso de brillantez pero no fue suficiente porque los Panthers lo descartaron también.
Dos fracasos consecutivos como QB titular y Darnold parecía sentenciado a pasarse el resto de su carrera como backup, es decir, como suplente de cualquier equipo que le diera la oportunidad y condenado a dar tumbos por la NFL sin encontrar su lugar. Su siguiente parada fue San Francisco, donde efectivamente ejerció como suplente de Brock Purdy, un caso opuesto al suyo, una última elección de Draft que protagonizó su particular historia de la Cenicienta para convertirse en el QB franquicia de un aspirante a Super Bowl. De hecho, ese mismo año Darnold vivió la Super Bowl que los 49ers perdieron en Las Vegas contra los Chiefs, aunque como espectador de lujo en la banda y sin la posibilidad de jugar un solo snap.
Los tumbos seguían para Darnold como una piedra rodante que en esta ocasión le llevó hasta Minnesota, donde Kevin O'Connell le eligió como póliza de seguros para JJ McCarthy, un QB rookie que llegaba a la liga sin mucha experiencia pero después de haber sido campeón universitario en Michigan. Y fue aquí donde la suerte de Sam Darnold cambió para siempre. McCarthy se lesionó para toda la temporada y Darnold se topó de bruces con una segunda (o más bien tercera) oportunidad de revivir su carrera. Y no la dejó escapar. La pasada temporada Sam Darold fue uno de los mejores QB de toda la NFL, llevó a los Vikings hasta las 14 victorias en temporada regular y también hasta los Playoffs, firmando una temporada excelente en la que su potencia de brazo lució en todo su esplendor y sus errores en la toma de decisiones se redujeron a la mínima expresión. Parecía que por fin había encontrado su lugar, ¿o no era así?
Desafortunadamente –o eso parecía en ese momento– los Vikings decidieron no seguir con el jugador que había sostenido uno de los mejores años de la franquicia en la última década y optaron por apostar por el novato que volvía de lesión y que todavía no había jugado un solo snap en la NFL. Hora de hacer de nuevo las maletas para un Darnold que no encontraba quien le quisiera de verdad. Pero entonces apareció Seattle…
Después de su gran temporada, muchas voces autorizadas en torno a la NFL opinaban que lo de Darnold había sido un 'One Hit Wonder', es decir, un éxito de un año que no tenía porqué repetirse. Se dijo que tenía mucho más que ver con un contexto favorable del que él se vio beneficiado y que en otras circunstancias volvería la versión que se estrelló una y otra vez en temporadas pretéritas. No obstante, los Seattle Seahawks decidieron apostar fuerte por él: Tres años de contrato por un total de 100,5 millones de dólares. Por fin llegaba la oportunidad real de asentarse en una franquicia como el QB sobre el que construir.
Por supuesto, muchos tildaron la decisión de Seattle como arriesgada, demasiados años y demasiado dinero por un jugador que "no había sido capaz de demostrar consistencia más allá de una temporada aislada".
Bueno, pues Sam Darnold es ahora mismo un firme candidato al MVP de esta temporada y está jugado al mejor nivel de su carrera, mejor incluso de lo que lo hizo la pasada temporada en Minnesota y está guiando a los Seahawks a uno de los mejores récord de la NFL y a pelear por ganar una de las divisiones más potentes de la liga. Seattle ganó con solvencia a Houston el lunes por la noche y ahora, con 5-2 en su casillero, no solo es un firme candidato a Playoffs sino a llegar muy lejos cuando llegue la hora de ganar o irse a casa.

Baker Mayfield tuvo una mala noche en Detroit pero sigue siendo favorito al MVP
En el mismo Draft en el que fue elegido Darnold, salió como número 1 otro QB, en este caso Baker Mayfield, que puso rumbo a Cleveland. Allí, a pesar de guiar a los Browns hasta los Playoffs por primera vez en muchos años, se consideró que no era suficiente, que para dar un paso más Cleveland necesitaba un QB mejor, que su personalidad, su osadía y carácter 'echado para adelante' le convertían en un mal líder, inmaduro e insuficiente. Y lo empaquetaron rumbo a Carolina –sí, Carolina, el mismo sitio donde llegó Darnold, de hecho fueron compañeros de equipo y mantienen una buena relación desde entonces–. Si Darnold fue descartado, entonces es que Mayfield se ganó el puesto, ¿no? La respuesta es no.
Baker Mayfield tampoco cumplió las expectativas que los Panthers tenían a la hora de apostar por un QB de futuro y decidieron no seguir contando con él. Otro QB descartado, otro proyecto de estrella girando por el sumidero rumbo a las cloacas de la NFL. A Mayfield se le puso la etiqueta de problemático debido a su actitud y se dudaba de que su juego cumpliera con los estándares que la NFL requería. Con suerte, podría tener una carrera de suplente que durara algunos años.
Entonces llegó la lesión de Matt Stafford en Los Ángeles. Mayfield recibió la llamada de Sean McVay, que le daba una oportunidad pero solo para un puñado de partidos. De hecho, solo dos días después de ser reclamado por los Rams, estaba sobre el césped del SoFi Stadium donde tendría que liderar al equipo local ante los Raiders. Ese día cambió para siempre la vida de Baker Mayfield. De hecho, el minuto y cuarenta y cinco segundos que lucían en el marcador para acabar el partido. Los Rams necesitaban un touchdown para lograr la victoria y Mayfield tenía frente a sus ojos 98 largas yardas que recorrer. Lo que sucedió después fue una actuación extraordinaria del QB que llevó al equipo de Los Ángeles a la victoria y que cambió su destino para siempre. No le sirvió para quedarse en los Rams pero los Tampa Bay Buccaneers le dieron una oportunidad, que Mayfield aprovechó a la perfección y acabó firmando un contrato por 3 años y 100 millones (que podrían ser 115 gracias a los incentivos) y ahora mismo el Quarterback de Tampa Bay es el principal candidato al MVP de la temporada, a pesar de firmar una mala noche en Detroit y encajar la segunda derrota de la temporada. 5-2 para los Bucs, líderes de su división y también candidatos a todo en la Conferencia Nacional.

Nadie creía en Daniel Jones cuando llegó a los Colts y ahora tienen el mejor récord de la NFL
Si las historias de renacimiento de Darnold y Mayfield eran improbables, la de Daniel Jones no se queda a la zaga. Triturado por la prensa de Nueva York, Daniel Jones apenas protagonizó una temporada mínimamente sólida jugando para los Giants, él sí llegó a firmar una extensión de contrato (calificada por muchos como un error mayúsculo por parte de los Giants) y una lesión acabó por relegarlo y hacer que acabara perdiendo su empleo en la Gran Manzana. Si hay un entorno y una prensa que no perdonan y no tienen paciencia, esas son las de Nueva York. El mercado más potente de los Estados Unidos trae consigo una dosis de atención que te pone el foco encima y analiza al microscopio cada error que cometes. Daniel Jones fue víctima de ello y acaba esta temporada en Indianapolis, en teoría para ser el suplente de una apuesta arriesgada que no terminaba de funcionar, Anthony Richardson.
Tanto es así, que Jones acabó ganándose el puesto de titular y no solo eso, se ha convertido en el líder del mejor ataque de la NFL, uno que lleva 26 touchdowns por solo 12 punts. La verdad es que Shane Steichen le está poniendo las cosas muy fáciles a Jones, que goza de una de las mejores OLs de la NFL, un juego de carrera diferencial y él tiene ante sí entornos muy favorables en los que no necesita arriesgar y los errores han desaparecido. Eso no quita para que Daniel Jones –o Indiana Jones, como se le conoce esta temporada– esté jugando el mejor football americano de su carrera, aunque sí que lo explica.
Los Colts tienen el mejor récord de toda la NFL y empiezan a acabarse las excusas para considerarlos candidatos a todo este año. Quién se lo iba a decir a Jones hace apenas unos meses…

Dak Prescott contra el relato que lo persigue
La última de las historias de redención que destacan esta temporada entre los QBs de la NFL es la de Dak Prescott, un jugador que no fue descartado por su franquicia, todo lo contrario, los Dallas Cowboys lo convirtieron en el jugador mejor pagado de toda la NFL. Es la opinión pública, es el relato el que va en contra del QB de Dallas. Para los principales líderes de opinión Prescott nunca ha sido suficiente, nunca ha estado a la altura de lo que se pide del QB de 'El Equipo de América'. Los Cowboys siempre están en los titulares, siempre se habla de ellos para bien o para mal… y como llevan más de tres décadas sin llegar al Super Bowl, la mayoría de opiniones son, efectivamente para mal.
Da igual que Dak Prescott terminara segundo en la votación del MVP en la última temporada que estuvo sano. Siempre le persigue la sombra de la duda. Y en esas circunstancias, Prescott está jugando mejor que nadie desde que ha comenzado esta temporada. El mejor QB cuando es presionado y el mejor cuando no lo es. Dak está en los primeros puestos de todas y cada una de las estadísticas de QBs de este año y está guiando a unos Cowboys sin defensa (es la peor de la NFL) a una situación en la que pueden pelear por entrar en los Playoffs.
Con CeeDee Lamb ya tenía uno de lo mejores WRs de la liga, pero la llegada de George Pickens le ha dado un arma que encaja perfectamente con las características de Prescott y con esa pareja de receptores estamos viendo la mejor versión de Prescott desde que juega en la NFL.

El milagro del Estadio de la Milla de Altura
Por si todas estas historias personales de redención que un puñado de QBs está protagonizando esta temporada, todavía tenemos una más, pero en este caso de un equipo que le dio la vuelta a un partido que parecía imposible de ganar. Los Denver Broncos recibían en su casa, en Mile High Stadium –el Estadio de la Milla de Altura– a unos New York Giants que les sorprendieron y se colocaron 19-0 a falta de un cuarto por jugarse. Cero puntos en tres cuartos y se supone que la fortaleza de estos Broncos es su defensa.
Pero apareció Bo Nix. Un Bo Nix que no había tenido un buen partido. Un Bo Nix que no estaba protagonizando una buena segunda temporada en la NFL. El QB de los Broncos venía sufriendo ante la presión… pero eso se acabó en ese acto final de partido ante Nueva York. 218 yardas de pase, 76,2% de pases completados y 4 Touchdowns totales para convertir un 19-0 en un 32-33 que daba la victoria a los Denver Broncos sobre la bocina final del partido.
Nunca nadie antes había anotado más de 30 puntos en un último cuarto después de haberse quedado a cero en los tres anteriores. Esta remontada es historia de la NFL.
Pero es que esta temporada parece destinada a que los que no son tenidos en cuenta, los descartados, los derrotados, sean capaces de girar el guión y acaben triunfando. Con una NFL tan abierta veremos si alguna sorpresa acaba sucediendo y acaba ganando alguien con quien nadie contaba. La liga no tiene un dueño claro, la ventana de oportunidad está abierta para todos. Y eso es lo más bonito de esta liga, que la igualdad y la incertidumbre campan a sus anchas y cualquiera tiene una oportunidad si es capaz de aprovecharla.