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NFL Salvaje w10: de hábitos y rutinas

Decía uno de los grandes de nuestro deporte, John Madden, que ganar es el mejor desodorante porque oculta cualquier cosa que haya apestado en el partido. Y al contrario, continuaba diciendo, cuando pierdes todo apesta, todo se cae, todo se desmorona y eso no lo oculta nadie. Pero al margen de cualquier desodorante, conviene detectar el origen de los malos olores para corregirlos y no haya la necesidad de volver a taparlos. Los más ganadores del siglo XXI, los NE Patriots, durante sus diferentes cursos exitosos han completados partidos horrendos que al final sacaban adelante, porque ganar consolida rutinas, crea confianza en que se puede remontar cualquier dificultad pero sobre todo, crea hábitos sólidos que dan esa confianza por la que, aunque se esté pasando un mal momento, bajo la experiencia que les ha dado haber ganado tantos partidos de la misma forma, les permite tener fe en dichos hábitos como la solución para arreglar cualquier cosa que haya salido mal y no apartarse de los mismos. Y la vida en general es eso, saber que el camino que uno recorre es el correcto, aunque haya momentos de duda, seguir con el trazo marcado y por el que siempre condujo a buenas situaciones.

Los malos momentos hacen que aparezca la gran tentación de cambiar todo lo que se venía haciendo bien pero que no estaba resultando temporalmente. Uno controla el proceso, pero no el resultad, por ello debemos evaluar el primero y no tanto el segundo. Parece que todo tiene que salir de forma óptima de principio a fin y realmente eso ni representa la vida ni por supuesto un partido o una competición deportiva. Al final no se trata tanto de gestionar la victoria porque confiar en lo que se hace y resulta positivo es sencillo, de lo que se trata en una competición profesional es saber gestionar momentos cuando uno pierde y no salen las cosas, seguir con el plan que ha funcionado en un mayor número de ocasiones pero que ahora, por circunstancias, está fallando. Y esto también sucede con jugadores, ese sentimiento de la inmediatez cuando un jugador que ha respondido en el pasado y en uno o dos partidos empieza a jugar mal, la tentación de decir que ya no vale, que hay que dejarlo en la banca o venderlo incluso, es algo que está ahí y el común de los fans lo tiene en la punta de la lengua en cada discusión o debate. Lo complicado es la contención, lo fácil es soltar exabruptos y acabar con todo, porque con la queja generamos dopamina, que nos conduce a un falso placer felicidad, aunque sea de manera momentánea y un tanto ilusoria.

Detroit Lions se ha acostumbrado a estar en el otro lado. En el lado de la desconfianza. En el lado del cambio constante a la primera piedra en el camino. Se ha acostumbrado a perder partidos que tenía ganados, a perder partidos por un pateo en el último segundo (el récord histórico de yardas de un Field Goal en la NFL es de Justin Tucker precisamente contra Detroit, en el último segundo, de 68 yardas), a la falta de confianza en cualquier proceso o hábito, pero sobre todo al pensamiento de que, por muy bien que vayan las cosas algo pasará que las hará tambalear, desmoronarse y volver al recinto al que pertenecen, el de la miseria deportiva. En fin, a esa cultura derrotista que viste el desempeño del equipo de la ciudad del motor, le siguen las peores tentaciones que ha tenido hasta el punto de tomar la decisión de cambiar la propiedad, Sheila por Martha y por supuesto todo lo que rodea la dirección general del equipo y el staff técnico (aunque fuera casi un año después). Si no quieres tener hermanos del desastre, cambia de padres. Y desde entonces, desde estos nuevos padres, nos encontramos con una franquicia distinta. En los tres últimos ejercicios ganan más que pierden, se ganaron partidos de playoffs, se alcanzó por primera vez una final de conferencia y lo más importante, ya se han creado hábitos cuando en partidos como el que enfrentó a Texans este último SNF se completa una primera parte horrenda pero dichos hábitos se mantienen y refuerzan en la segunda parte, y con la suerte que siempre hace falta, se acaba ganando un partido que habitualmente se perdía. Eso sí, debiendo hacer más de 25 puntos, porque estos Lions son de los de camina o revienta.

Creo que hoy ya se puede decir que Detroit es un equipo a prueba de Quarterback. Con un partido muy lejos del nivel mostrado por Goff habitualmente, cometiendo 5 intercepciones de las que 1 es incontable pues fue un hail mary al final de la primera mitad, hay una evitable y dos horribles y el equipo es capaz de sobrevenir a estas 5 pérdidas para acabar ganando el partido. Desde la temporada de 2012 no se veía algo igual, 5 o más intercepciones y que el equipo que las comete, gana. Atlanta con Matt Ryan frente a Arizona. Pero si le añades a esas 5 intercepciones el hecho de ganar a pesar de ir perdiendo por 15 o más puntos, eso no sucede desde 1970 cuando los Baltimore Colts ganaron a Chicago Bears. El partido malo de la temporada ha sucedido en esta semana, y Goff y compañía, después de venir jugando un buen Football a pesar de todas las dificultades sobrevenidas, tienen todo el derecho del mundo a un mal partido, aunque fuera tan malo, al menos, en la primera mitad. Llevan 4 partidos fuera de casa y uno en el Ford Field, ni el más optimista de Detroit hubiera pensado en sacar un 5-0. Y si antes decíamos que se perdía por un field goal en el último segundo, ahora, en esta misma temporada, se han ganado dos partidos de esa misma forma y contra Houston se completa un FG de 58 yardas (tercera marca histórica de la Franquicia) y el decisivo de 52 yardas. Otra buena noticia para los de Michigan, cuentan ya con un Kicker y no hará falta tantos "go for" en 4º down para la salud del aficionado Lion. Creo que el cambio en la franquicia se ha completado aunque vendrán derrotas y otros malos momentos pero entiendo que hay base suficiente como para no desconfiar ni volver al camino derrotista. Eso será otra prueba, pero ya se verá como se supera, por fans y por la franquicia misma.

Y en este mismo sentido aparecen los Kansas City Chiefs. La diferencia con Detroit es que el partido de Kansas contra Denver no fue una excepción a lo que vienen demostrando esta temporada. Estos llevan jugando al tran-tran todo el año como hablábamos en el anterior NFL Salvaje; no fue un partido malo, fue otro más, aunque cuesta verles partidos completos poseen algo que ninguno de la liga tiene, de forma consolidada y demostrada hasta el final, ha encontrado el vellocino de oro, el camino para ganar siempre y en los momentos decisivos del campeonato como finales de conferencia y Lombardis. No hay otro que lo haya demostrado hasta esas fases de forma constante. Como decían tantos entrenadores de este deporte, los ganadores encontrarán la manera de ganar y los perdedores la manera de perder. Simplemente en este caso dejaron a Denver encontrar la manera de perder permitiendo el bloqueo de un field goal de 35 yardas que les daba la victoria en el último segundo. Al final volvemos a lo mismo, hábitos, de ganar y perder, y en esta liga actual no hay nadie como Kansas City que esté acostumbrado a ganar tanto. Mahomes lo hace todo mucho más sencillo porque no hay nadie que encuentre esa manera de ganar como él. Estira el drive y la posesión hasta encontrar al receptor, alarga la carrera, sale del pocket, busca el ángulo, retuerce caderas, y en general hace todo lo que exija el momento para que el balón acabe en las manos de quien pueda convertir puntos. Tener a alguien así es complicado pues sucede muy poco por cada decenio. Si a Detroit lo hace el equipo sin jugador élite, a Kansas lo hace el número 1. Que no se constipe ni se acatarre. Aun queda mucho por jugar.

San Francisco 49ers running back Christian McCaffrey (23) rushes with the ball during an NFL football game against the Tampa Bay Buccaneers, Sunday, Nov. 10, 2024, in Tampa, Fla. (AP Photo/Peter Joneleit)

Jerry Rice: Trapos sucios, platos rotos

Sí, como aquella canción de Modestia Aparte, trapos sucios, platos rotos y algunas fotos demuestran que la frustración va por barrios y localidades. La imagen, o una de las imágenes de la semana fue la bofetada de Deebo a su longsnapper y kicker por fallar 3 FGs en un partido que casi pierden contra unos Bucs venidos a menos por lesiones de talento clave en la recepción. Al margen de saber que los trapos sucios se lavan en el vestuario y no frente a las cámaras, realmente deja dudas sobre si el receptor de niners quiso ponerlos en evidencia de una manera tan clara y flagrante que supieran que estaban señalados por no hacer su trabajo, y que en un deporte profesional deben poner más en la mejora global del equipo. Se equivocó rompiendo platos en público, ello puede demostrar desunión y abre la opción de que un drop por su parte merezca similar reprimenda. El do your job ejemplificado en un bofetón. Pero que nadie olvide cuando el mismísimo Jerry Rice hace unas semanas, salió diciendo que se pelearía en la banda con cualquier compañero si viera que no se están tomando en serio el trabajo. Esto es la Liga Profesional más dura. Esa fue la inspiración de Deebo Samuel. No descarto que más pronto que tarde salga a disculparse públicamente o haya alguna muestra de unión entre los implicados. Al margen de polémicas, quiero valorar el gran partido de Purdy ante un equipo muy incómodo en defensa. Es un jugador que navega bien contra corriente, suaviza errores de compañeros y siempre rema en favor del equipo poniendo lo necesario dentro de sus cualidades. Tiene buenas piernas para buscar más lecturas cuando las primeras se acaban, tiene muñeca y además se ve que es más duro de lo que su cuerpo minorado pueda demostrar. Pero además, lo mejor para los mineros es que volvía el padre de todos los running backs de la liga, el mejor de todos, el que da a estos 49ers aspiraciones a todo en la liga, y volvía con dificultades porque se notaba cierta falta de electricidad, pero la producción sigue ahí, no se va, superando las 107 yardas en su vuelta. Va a ser la piedra sobre la que giren las aspiraciones reales de San Francisco. McCaffrey is back. Con todo lo que conlleva, no solo con la producción intrínseca que aporta el jugador, sino también por la confianza que genera al grupo, dando opciones serias por las que luchar y generando opciones de alcanzar metas que sin él eran de dudoso logro.

New York Giants quarterback Daniel Jones (8) scores against the Carolina Panthers during the second half of an NFL football game, Sunday, Nov. 10, 2024, in Munich, Germany. (AP Photo/Matthias Schrader)

Cuando más te ven: Daniel Jones

Los New York Giants sabrán lo que hacen. De eso no me cabe duda. Pero los demás no lo sabemos. Ellos sí tienen su convencimiento del porqué debe seguir jugando Daniel Jones y la situación es cada vez más fea. Este domingo jugaban en un horario cuando solo se podía ver un partido, el de Munich que no rivalizaba con ninguno en la parrilla del Game pass, y que enfrentaba a los de la Gran manzana contra uno de los peores equipos y plantillas de la competición, los Carolina Panthers. Y todos a los que nos gusta este deporte estábamos viéndolo, porque no había otra opción, no había más encuentros para ver, así que los los ojos del universo NFL estaban presenciando y siendo testigos de lo poco que evolucionó Daniel Jones. Durante 5 temporadas y esta que es su sexta, no se ha visto una evolución lógica en un jugador que ha jugado mucho, destinatario de una gran confianza con la extensión y firma contractual que él mismo demandaba y con una de las grandes franquicias de la NFL detrás. Simplemente no hay talento para hacerlo. Después de esos años, no debe haber dudas. Cuando no puedes demostrar talento ni siquiera contra equipos de dudosa calidad, no puede haber marcha atrás. Pero la confianza debe ser aún mayor considerando su cláusula de garantizado para el caso de que se lesione y no pase el test físico de marzo para la competición en 2025, cuando entonces, si sucede esa lesión, 23 de los 30 millones de su salario, pasarían a ser garantizados. En NY sabrán lo que hacen, porque es cierto, también en un entrenamiento puede caer una lesión, aunque a un QB con un peto rojo es más complicado. Un mal QB puede, no solo dañar al equipo con malos resultados, sino hacer dudar y reducir el valor de sus jugadores como Malik Nabers. Un mal QB daña a todo el grupo. Por su parte, cada semana le preguntan a Daboll por si continuará Jones como su QB titular y esta es la primera semana que pone algunas dudas sobre la mesa diciendo que: " veremos la cinta y evaluaremos las opciones". Que Drew Lock sería el próximo starter, en la siguiente semana, lo intuimos todos.

Pittsburgh Steelers wide receiver Mike Williams (18) celebrates with his teammates after scoring a touchdown during an NFL football game against the Washington Commanders, Sunday, November 10, 2024 in Landover. (AP Photo/Daniel Kucin Jr.)

Steelers: Tangibles e intangibles

Que cualquier franquicia enfrente a los Steelers y sepa que va a mascar clavos para ganar, es algo que todo aficionado da por hecho, porque el football en esa franquicia parte de la defensa, todos los huevos están puestos en esa cesta porque saben que es lo que les sostiene en el campeonato, y ese desequilibrio frente al ataque les ha dado la razón, especialmente desde la pérdida de Roethlisberger. Esto no es nuevo ni se ha inventado la pólvora, desde los tiempos de la Steel Curtain, la defensa es lo primero. Pero la franquicia de Pittsburgh es el empirismo del Football en dos vertientes. Por un lado demuestra que esta es una liga de entrenadores, nada como un buen HC a pesar de dudosas plantillas en momentos dados como para obtener resultados por encima del nivel, pero por otro lado, pone en valor la trascendencia del QB en este juego, para tangibles e intangibles. Los primeros, como datos, no admiten comparación. Con Russell Wilson la franquicia consigue: 31,5 puntos por partido, 418 yardas/encuentro, 9,5 yardas medias por pase y un 70% de completos de pases de 20 o más yardas; por su parte con Justin Fields esos mismos datos son más reducidos: 20,7 puntos por partido, 298 yardas/encuentro, 7.0 yardas medias por pase y un 30% de completos de pases de 20 o más yardas. Esto en cuanto a datos objetivos y medibles, pero hay algo más que no se refleja en datos y es lo que empieza a atraer al aficionado. Ver a Pickens o Mike Williams correr rutas, a la OL picar más en protección a movimientos más lógicos en el pocket y sobre todo, saber que la muñeca de Russ sigue funcionando, son aspectos que revalorizan la franquicia, ya no solo en el valor intrínseco de cada jugador, sino del grupo en sí. Ahora mismo la franquicia, además de estar bien entrenada, pone puntos en el marcador manteniendo la esencia de su defensa. Mi amigo Paco, acerero de más de 35 años, me envió un mensaje el otro día por el que me decía que se acabó el torso de culturista (defensa) y las piernas de pollo(ataque) de esta franquicia. Lo que no me dijo es lo que durará, pero se ve un equipo más equilibrado, más hecho, un mejor planteamiento para competir contra cualquier franquicia en los dos lados del campo. Wilson ha perdido juventud y frescura, pero no hábitos, y saber pasar y como ser buen QB, tampoco. Pittsburgh y el aficionado neutro lo agradecen.

Chicago Bears quarterback Caleb Williams is sacked by New England Patriots safety Marte Mapu in the closing moments of the Patriots' 19-3 win in an NFL football game Sunday, Nov. 10, 2024, in Chicago. (AP Photo/Erin Hooley)

Bears y Cowboys: juguetes rotos

Lo avanzaba al principio hablando de Detroit. El cambio de la franquicia no se consumó hasta que no hubo el cambio del staff. Hubo nueva propiedad, pero se tuvo que esperar algo menos de un año para ver el despido del GM y entrenador y en consecuencia de las ideas. Lo de Eberflus no se ha entendido nunca desde el punto de vista de la meritocracia acreditada en una mala temporada en 2023 sin haber visto nada que permitiese concluir, al aficionado general, que había una idea de juego, de algo que hiciera el equipo dar un paso adelante, además de una buena defensa que no está en cuestión. Se ha querido parchear sumando jugadores de mayor nivel para ver sí este mismo staff podía hacer un equipo de esa plantilla. Pero tampoco. Me propuse ver en una de mis pantallas el Patriots@Bears de este domingo pasado, aguanté por compromiso la primera parte entera. Reconozco que después desconecté. No hay nada que te llame en una ofensiva rota totalmente, rutas inútiles, movimientos de receptores sin agitación contra la defensa oponente y un juego muy previsible para las defensas de los rivales. Pero lo peor no llega siquiera a ser eso, es que están rompiendo a Caleb. Un jugador con talento, con el vicio de la retención de balón y poco acostumbrado a soltar el ovoide a la primera separación de sus receptores, no ha sido conducido ni corregido como debiera, es un cachorro huérfano tirado a la calle que o bien aprende a base de pasar hambre o morirá en la niebla del olvido que dejaron tantos otros jugadores con talento en la NCAAF y que nunca fueron conducidos adecuadamente para su desgracia. Ya nadie se acuerda de ellos. Que Caleb no tenga la oportunidad de ser recordado será una misión de todos en Chicago, pero sobre todo de quien esté a los mandos de esa Franquicia. Hay algo roto, pero aun hay tiempo.

El caso de Cowboys es diferente, tiene un buen entrenador de otro tiempo, de maneras poco dúctiles y adaptables al Football de hoy con un Propietario también de otro tiempo; ya no son los Dallas de los triplets en aquellos 90 cuando las normas, el juego y los rivales eran muy distintos a los actuales aunque la propiedad sea la misma. No vale solo con decir que Jerry Jones es muy conservador o que McCarthy sigue con aquella west coast tan rígida y poco adaptable a las defensas de hoy, sino que hay que ver porqué los instrumentos que se pusieron sobre la mesa en esta offseason han demostrado ser más que insuficientes para un juego que necesita cambios. La NFL no es una competición estática, la implementación de nuevas normas, las tendencias que vienen en el juego, el avance en la tecnología puesta al servicio de los staffs para el estudio de los rivales y por supuesto, la imaginación en el diseño de ataques cada vez más complejos y ricos en movimientos presnap hacen de la competición algo muy vivo y que avanza cada año. Pero lo peor es cuando ya ni los jugadores creen en el modelo ni entrenador. Las últimas declaraciones de Parsons, pasando por encima de McCarthy y preocupándose por los jugadores que se pueden ir, demuestran la falta de compromiso y fe en quienes deben dirigir el equipo. Ni que decir tiene ya, hablar de Cee Dee Lamb y la luz que atraviesa el AT&T que deslumbra a sus propios jugadores en las recepciones, eso no importa tanto.

Algo está roto y decir, como así lo hizo algún beat writer de Dallas, que sería bueno firmar a un GM en esa Franquicia que cambie las maneras de Jones, parece una afrenta o injuria que el propio Jerry ajusticiará en su oportuno momento. Lo que sea lo eligirá él y será de su palo, que nadie lo dude. Y por el momento, lo peor para el aficionado, a tragar tierra porque mientras los números salgan, qué más da el fan. Está todo pagado menos el sentimiento de pertenencia a una franquicia, eso no se valora, eso no vale, eso no paga salarios.

Salud y feliz semana 11.