Llega un momento de la temporada en la que ya se acabaron las pruebas, y cualquier detalle cuenta. Entramos en Octubre y todos los aficionados, especialmente de los equipos contenders, estĂĄn mĂĄs tensos de lo que estaban en Septiembre y se nota, porque saben que, en una liga corta de 17 partidos, cualquier pequeño error, decisiĂłn arbitral, lesiĂłn, etc⊠puede tener su refugio en la excepcionalidad o anormalidad; lo contrario supondrĂa admitir una equivocaciĂłn y eso en el fan comĂșn, es difĂcil encontrar. Octubre funciona como embudo, solo llegan a Noviembre los que tienen que hacerlo. Ya luego el invierno velarĂĄ armas. Pero al final de todo, subyace la idea por la que cuanto antes uno acepte la derrota como probable en esta Liga, vivirĂĄ mejor, sudarĂĄ menos, tendrĂĄ mejor carĂĄcter y la relaciĂłn con los suyos no sufrirĂĄ altibajos.

Mi voluntad de Fe
Le prometo, estimado lector, que no hay nada en mĂ con mĂĄs ganas de creer, como aquel fiel creyente que golpea la cabeza en una roca sagrada esperando la recompensa divina por el sacrificio de la sangre, que Sam Darnold y Daniel Jones son dos quarterbacks incontestables. Y la temporada regular nos deja miles de razones para hacerlo a modo de victorias, de yardas por aire, de carreras, de highlights, etcâŠÂżQuĂ© es pues lo que me retiene de ese pensamiento? No lo sĂ©. Al final, apelando a la lĂłgica deductiva, entiendo que las experiencias pasadas vividas nos brindan conclusiones que nos permiten deducir hechos futuros. Pensemos en todo lo que ha sacado adelante el bueno de Patrick Mahomes, incluso en Super Bowls, cuando el equipo estaba perdido por momentos y siempre su talento y liderazgo moviĂł una casilla hacia adelante a sus Chiefs para asegurarse el Lombardi. Todos tenemos fe en que, llegado el momento, Patrick lo puede ganar. Entiendo que quizĂĄ esto sea la respuesta a mi falta de Fe, que sĂ quiero tener, pero que mi cerebro no me deja. Vi demasiados renglones torcidos de Darnold y Jones, y ahora el lĂĄpiz no se pone recto. La fe es elegante, antigua, casi litĂșrgica pero la experiencia, en cambio, es un notario con lĂĄpiz rojo, que apunta entradas y salidas bloqueando esperanzas que alimenten nuestra ilusiĂłn. AdemĂĄs, el creyente siempre vive mejor, juega con red mientras que el ateo vive con los muslos enterrados en la tierra esperando que cada hora mueva su aguja. Yo quiero creer en Darnold y Jones, pero cada vez que he creĂdo me he llevado un sopapo de los gordos, asĂ que permĂtame esta vez, dejarlos en el cajĂłn del "leer antes de abrir". Vivo mejor asĂ, aunque la tentaciĂłn sigue ahĂ.

El viejo y el Mar
Joe Flacco, ese vilipendiado quarterback con la experiencia mesozoica y un anillo en su mochila, me ha recordado a la obra de Hemingway, que aprovecho a recomendar en estas lĂneas usadas. Y me recordĂł a quien se enfrenta en soledad a su inminente final, y se niega a la derrota en medio de la inmensidad del mar, en este caso, de la competiciĂłn mĂĄs dura del mundo. Reconocer hechos como convertir el orgullo en disciplina y no en soberbia, el respeto por el adversario con los elementos de la naturaleza, el tiempo, los lĂmites de la edad y la aceptaciĂłn del fracaso sin ceder ante la derrota moral y social, es palmario en Flacco. Joe, como Santiago, viejo pescador cubano, positivo ante la adversidad, eleva el oficio a Ă©tica y cada nudo, cada tirĂłn de la cuerda pescando al marlĂn, es la respuesta de quien aĂșn se cree en la lucha . Pero todo esto no se entiende, especialmente por la juventud, porque el heroĂsmo antiguo, el de antes, es ausente de protagonismo, de redes sociales y de reconocimiento popular; es al revĂ©s, sobrio y solitario, haciendo lo que corresponde, sin trompetas ni alharacas para regresar con la espina dorsal, la propia, a salvo, y con algo que legar al meritorio que viene por detrĂĄs. Y Joe nos dice que la vida es esta, hacer las cosas sencillas, con el mĂĄximo rigor posible, con apenas unas horas de entrenamiento en Cincinatti, viaje en aviĂłn y comenzar a recibir envestidas en Lambeau Field. Ha traĂdo a Bengals sentido comĂșn, lecturas sencillas y honestidad en el trabajo, con el talento demasiado rasgado por el tiempo, sin esperar milagros pero con lo suficiente para poder sumar si el pez se pone a golpe de caña.

La criptonita de Josh Allen
Josh Allen es el lĂder de los Buffalo Bills, pocas dudas ofrece esta afirmaciĂłn. Tiene el carĂĄcter, talento y decisiĂłn para llevar el timĂłn, girarlo y voltear 180Âș la nave para ganar; nadie duda de ese planteamiento; pero contra Atlanta no lo hizo bien. Pases sencillos que fueron a los pies, pases para rutas fĂĄciles que desechĂł y lo que es peor, cuando podĂa tener pase guardando pocket, no lo hizo y se aventurĂł a carreras mĂĄs instintivas que pensadas. Y esto es precisamente, su criptonita. Abandonar a este buen QB a la creencia del "yo puedo hacerlo mĂĄs difĂcil y con grados de ejecuciĂłn que rozan lo temerario" debe ser objetivo primario del rival. Y porque Josh es muy bueno en casi todo lo que hace, tendemos por nuestra condiciĂłn de humanidad, a evitar trasladar esa responsabilidad al talento, como si nuestro cerebro no nos dejase hacer dicho trasiego; pero lo cierto es que no pasa nada por decirlo, el Quarterback tuvo mucha culpa en no ganar el partido contra Falcons. No llegĂł a 160 yardas de pase y apenas 40 en carrera, para un total de 199 yardas netas, que pudieron ser mĂĄs si el ego no se entromete en el talento. Por ello el rival que quiera ganarle, dibujarĂĄ esquemas que hagan pensar al bueno de Josh que la defensa planteada es pan comido, y no va a agotar el primer down con una slant, drag, levels, drive⊠¥que va! Ă©l necesita marcha cuando lo ve tan sencillo. Y aĂșn asĂ es capaz de armar el brazo en segundos y lanzar una post a 40 yardas sin que se note el esfuerzo; pero los partidos son largos, mĂĄs que un dĂa sin pan, y cada encuentro narra varias historias; sostenerse en cada una es el reto, no solo producir highlights. Mientras tanto, Joe Brady funciona de parapeto, o diana; estĂĄ en su cargo, para eso lo contrataron, para que la mala ejecuciĂłn de Josh no se apreciara por el comĂșn de los aficionados; pero a veces es bueno airear, abrir ventanas, y volver a empezar con el aire limpio y fresco, reconociendo culpas y repartiendo responsabilidades.

En la derrota encontramos al jugador
Brian Branch debe quedar fuera de toda ejemplaridad; comportamiento nefasto que arruina el prestigio ganado, que obligĂł a su head coach a recuperar el orgullo y humildad de la franquicia que el propio Safety habĂa tirado por los suelos. Y probablemente haya habido, los que vimos el partido asĂ podemos atestiguarlo, comportamientos de triste calaña por el rival, pero con el fondo del encuentro en juego, que siempre ampara determinados comportamientos, porque en la dureza de esta competiciĂłn estĂĄ la derrota y victoria individual en duelos particulares que decantan partidos. El jugador no se lo tomĂł bien, con ello se vive y de eso se aprende, o al menos asĂ deberĂa de ser. Branch debe aprender a encontrarse siempre dentro de un equipo y donde el litigio individual no absuelve al grupo, sino que lo condena aĂșn sin consenso de todos.
Pero en la derrota tambiĂ©n encontramos al equipo, a los 49ers. Un grupo con sistema establecido sin duda alguna, con pĂ©rdida de jugadores semana tras semana, pero con la dignidad suficiente de enfrentar al rival con la cabeza en alto mirĂĄndole a los ojos. Ha sufrido pĂ©rdidas duraderas que tumbarĂan a cualquiera al primer tajo, pero Saleh por la defensa y Shanahan por el ataque, no dejan que el grupo caiga. En la NFL hay y ha habido muchas bajas en muchos equipos, el cĂłmo lo asuman y enfrenten cada semana, es lo que sumarĂĄ el equipo para cuando todos estĂ©n de nuevo, sea esta o la siguiente temporada; no deja nunca de ser un aprendizaje.

El sacrificio se paga
Philadelphia comenzĂł esta temporada siendo muy criticado por un pobre juego desarrollado, especialmente por aire. De la misma forma que por tierra, sĂ eran dominantes aunque no convincentes, no asĂ en el pase que apenas era trascendente. Algunos jugadores hacĂan mofa directamente a Jalen Hurts hablando de su ineptitud por aire, a lo que el equipo habĂa contestado con el "cĂĄllate, os hemos ganado". Elogio al resultadismo, nada desdeñable en esta NFL. Eagles en los primeros 4 encuentros tuvo, por aire, una media de 152 yardas/juego y 25 intentos de pase/juego. Con estos datos, ganaron 4 de 4. En los 2 Ășltimos partidos todo cambiĂł, y el equipo hizo caso a la demanda de mayor juego por aire: 281,5 yardas/juego y 35,5 intentos de pase/juego. Con estos datos, 0 victorias, 2 derrotas. Como si hubieran hablado y concluĂdo que habĂa que hacer un juego mĂĄs vistoso, o como si las quejas de sus receptores tambiĂ©n hubiesen triunfado exigiendo mĂĄs participaciĂłn o si, por cualquier cuestiĂłn relativa a egos, hubieran conluĂdo el "vamos a demostrar al mundo que sabemos ganar por aire". El resultado fue muy distinto en estas dos Ășltimas semanas. Philly dominaba corriendo, con su QB y con su backfield, y aunque no era muy atractivo el juego, lo cierto es que sĂ era efectivo. Pero no nos podemos centrar solo en esto, la secundaria empieza a conceder y el pass rush no es lo que era. Un 4-2 a estas alturas no es ninguna tragedia en el rĂ©cord de cualquier franquicia aspirante, pero las dos Ășltimas derrotas deben ser los suficientemente preocupantes como para corregir y ajustar cosas. AlabĂĄbamos a Kellen Moore por su juego aplastador con Eagles y parece que ahora con Patullo pasamos de puntillas sin arrogarle importancia alguna. Y a lo mejor es que es asĂ; fuera Moore, Sirianni ha decidido absorberlo todo y con ello, estamos en esta lucha.

Bienvenidos al Norte
La NFC Norte se ha convertido en un campo de batalla semanal, y si me permiten, diaria, con pullas entre las 4 bandas. Territorio de guerra donde los invitados no son bienvenidos, o entras con casco abrochado a la mandĂbula o te caerĂĄ un estacazo que desearĂas no haberte cruzado en el camino. AquĂ todos ganan y el mĂĄs tonto fabrica bombas nucleares. La vida discurre como en la Francia ocupada allĂĄ por los 40, al primero que se mueva, plomo. La NFC norte se ha vuelto un frente oriental: barro hasta los tobillos, metrĂłnomo de golpes, y territorio sin visitas guiadas. El Ășltimo en sumarse son los Bears de Ben Johnson y Caleb Williams que quieren un trozo de la tarta y pelear por el pastel completo. Green Bay Packers: 3-1-1; Detroit Lions 4-2-0; Minnesota Vikings: 3-2-0; Chicago Bears: 3-2-0. Y ojo a la siguiente semana partido complicado para Lions, y Detroit puede quedarse con el Ășltimo puesto, asĂ de una semana para otra. Con ello, donde todos presentan rĂ©cords positivos, el que fue primero hace una semana puede ser Ășltimo en 2 semanas y seguir con rĂ©cord positivo. Es la vida del Norte donde Lions, o gana por aplastamiento o le cuesta sumar victorias; donde Green Bay busca recuperar esa excelencia de las 2 primeras semanas pero mientras se da un lujo de ir al tran-tran contra Bengals; Minnesota en el bye y unos Bears donde el diseño de Ben Johnson comienza a verse. Es el Norte, es la mejor divisiĂłn de la NFL.

MenciĂłn final
No querĂa abandonar esta columna sin menciĂłn a Drake Maye. Me parece un quarterback de esos, de los distintos, de los que ofrecen lĂneas rectas a quienes las buscan curvas. No sĂ© lo que durarĂĄ su estrella, porque he visto a muchos empezar con ella y acabar abandonando por diversas y variadas circunstancias que ofrece esta competiciĂłn a modo de lesiones, falta de equipo, staff, etcâŠpero ese chico tiene brazo, tiene piernas y tiene algo que es lo mĂĄs difĂcil: cabeza, porque como dije siempre, al deporte se juega con ella antes que con los mĂșsculos; lee las opciones que se presentan y suele escoger bien; maneja excelentemente la hook en control de juego, pero la diversidad viene en que no tiene miedo al juego profundo que tambiĂ©n domina. ÂżHasta cuando jugarĂĄ sin miedo? HabrĂĄ que esperar a una caĂda en curva peligrosa cuando tenga cosas que perder. Mientras no hay miedo, el brazo estĂĄ relajado. Veremos si aguanta el pĂĄnico de la responsabilidad para aspirar a ser primero en la divisiĂłn, porque ya lo es. Pinta a talento para rato, que sea generacional o no, lo dirĂĄ el tiempo.
Tengan una feliz semana 7.





